En una notable demostración de la tenacidad de la vida, las esporas de musgo han sobrevivido nueve meses expuestas a las duras condiciones del espacio exterior, y un impresionante 86% germinaron con éxito a su regreso a la Tierra. Publicado el 20 de noviembre en iScience, los hallazgos sugieren que transportar vida vegetal a otros cuerpos celestes, como la Luna o Marte, puede ser más factible de lo que se pensaba anteriormente.
Resiliencia más allá de la Tierra
Investigadores dirigidos por el biólogo Tomomichi Fujita de la Universidad de Hokkaido enviaron esporas del musgo Physcomitrium patens en un largo viaje orbital a bordo de la Estación Espacial Internacional. A pesar de enfrentarse a un vacío extremo, altos niveles de radiación y fluctuaciones de temperatura, la mayoría de las esporas no sólo sobrevivieron sino que reanudaron su crecimiento cuando fueron reintroducidas en condiciones terrestres.
“Hermosa”, fue la sucinta reacción de Fujita al observar la tasa de germinación.
El éxito de este experimento coloca a las esporas de musgo entre una lista cada vez mayor de organismos (incluidas ciertas bacterias, líquenes, semillas de plantas y tardígrados) que han demostrado ser capaces de soportar una exposición prolongada al espacio. Si bien las pruebas iniciales en entornos simulados sugirieron altas probabilidades de supervivencia, Fujita se mantuvo cauteloso y señaló que “múltiples condiciones de estrés pueden tener un efecto negativo sinérgico”.
Mecanismos de protección en juego
La astrobióloga Daniela Billi de la Universidad de Roma Tor Vergata no se mostró sorprendida por los resultados. El estado latente y deshidratado de las esporas proporcionó una protección inherente contra los extremos ambientales. Para reforzar aún más su resistencia estaba el esporangio, una envoltura natural que los protegía de la radiación dañina.
Sin embargo, Billi advierte que mantener la vida en un estado activo e hidratado presenta un desafío mucho mayor. Las semillas metabólicamente activas son significativamente más vulnerables a los efectos combinados de la radiación, el vacío y la microgravedad.
Implicaciones para la colonización espacial
A pesar de estos obstáculos, la capacidad de las esporas de plantas latentes para sobrevivir en el espacio tiene profundas implicaciones para las misiones espaciales a largo plazo y los posibles esfuerzos de colonización. La posibilidad de transportar y cultivar plantas en otros planetas para proporcionar oxígeno, alimentos y medicinas es ahora más realista. Fujita imagina futuros invernaderos en Marte, poblados con especies de plantas diseñadas para ser resistentes.
Próximos pasos: evaluación de daños a largo plazo
La siguiente fase de la investigación se centrará en cuantificar el daño al ADN acumulado por las esporas durante sus nueve meses en el espacio, y con qué eficacia las plantas resultantes reparan ese daño. Billi explica que la mezcla de radiación única en el espacio (una combinación de radiación cósmica y solar que no suele encontrarse en la Tierra) presenta un factor estresante sin precedentes.
Experimentos anteriores, realizados hace aproximadamente 17 años, mostraron que las semillas de plantas de mostaza y tabaco sobrevivieron más de un año y medio en el espacio, aunque las generaciones iniciales mostraron un crecimiento deficiente. Sin embargo, las generaciones posteriores se recuperaron, demostrando la capacidad de reparación genética.
En última instancia, el éxito de las esporas de Physcomitrium patens refuerza la idea de que la vida es notablemente adaptable y que la agricultura interplanetaria pronto podría pasar de la ciencia ficción a la realidad científica.































