La industria solar estadounidense se enfrenta a una caída abrupta, ya que los créditos fiscales federales, cruciales para impulsar la adopción, expirarán a finales de 2025. Esta reversión de la política está provocando una “carrera loca” entre los instaladores y clientes deseosos de aprovechar los incentivos actuales antes de que desaparezcan, una situación que recuerda inquietantemente al casi colapso de la industria en 1985, cuando se eliminaron exenciones fiscales similares.
La historia del auge y la caída
Históricamente, el sector solar ha dependido profundamente de los incentivos gubernamentales. Inicialmente, el presidente Carter defendió los créditos fiscales para reducir la dependencia del petróleo extranjero, pero esos créditos terminaron abruptamente durante el gobierno del presidente Reagan, diezmando la industria. La membresía de la Asociación de Almacenamiento y Energía Solar de California cayó de 670 a solo 37 empresas casi de la noche a la mañana, ya que las empresas fracasaron sin apoyo. Si bien el sector se recuperó con el restablecimiento de los créditos en 2005 durante la presidencia de Bush, la situación actual amenaza con otra fuerte contracción.
La crisis actual
La reciente reversión de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) por parte de la administración Trump y un Congreso controlado por los republicanos es el principal impulsor de esta crisis. A pesar de la expansión inicial de la IRA del crédito fiscal solar residencial del 30% hasta 2035, los cambios legislativos actuales eliminarán estos incentivos para fines del próximo año. Esto ha provocado un aumento de la demanda a medida que los propietarios se apresuran a instalar sistemas antes de la fecha límite.
EnergySage, un mercado solar, informó un aumento interanual del 205% en las consultas de los clientes después de que se aprobara el proyecto de ley en julio. Instaladores como Aztec Solar y Vital Energy Solutions confirman este aumento, aunque también están luchando con oficinas de permisos abrumadas y cuellos de botella en la cadena de suministro. Los plazos para obtener permisos se han duplicado en algunas áreas, poniendo en peligro la capacidad de los clientes para reclamar el crédito fiscal.
Cadena de suministro y dolores de cabeza burocráticos
El aumento de la demanda ha expuesto profundas ineficiencias en los procesos de obtención de permisos en todo el país. Las aprobaciones lentas y los retrasos en las conexiones de servicios públicos están retrasando las instalaciones, lo que podría costarles a los clientes miles de dólares. Vital Energy Solutions estima que 120 de sus clientes en un solo distrito del Congreso corren el riesgo de perder el crédito fiscal debido a demoras burocráticas.
Para agravar el caos, las interrupciones en las cadenas de suministro (incluidos los aranceles impuestos por la administración Trump y los incendios de fábricas) han dificultado la adquisición de componentes. Algunos instaladores incluso recurren a buscar accesorios eléctricos básicos en ferreterías locales.
El cambio a la propiedad de terceros
A medida que el crédito fiscal se desvanece, la industria se prepara para la consolidación. Los instaladores más pequeños pueden fracasar, mientras que las empresas más grandes están recurriendo a modelos alternativos, en particular la propiedad de terceros (TPO). Esto incluye acuerdos de arrendamiento o compra de energía (PPA), donde los clientes pagan por kilovatio-hora en lugar de comprar sistemas directamente. Sunrun, un importante proveedor de TPO, ha presionado exitosamente para preservar los créditos fiscales para proyectos comerciales y está preparado para ganar participación de mercado.
Perspectivas a largo plazo
A pesar de la agitación inmediata, los líderes de la industria creen que la demanda seguirá siendo fuerte debido al aumento de las tarifas eléctricas, los frecuentes cortes de energía y una mayor conciencia sobre el cambio climático. Es probable que la pérdida del crédito fiscal acelere el cambio hacia modelos de arrendamiento, aunque algunos advierten que los PPA pueden conllevar costos cada vez mayores.
La supervivencia de la industria solar depende de su capacidad para adaptarse a un panorama regulatorio volátil. Como aconseja un instalador veterano: “Ahorre su dinero… y con suerte tendremos un cambio de régimen a mitad de período y recuperaremos algún tipo de crédito fiscal”. El futuro de la energía solar residencial es incierto, pero la industria ha demostrado ser resistente en el pasado y sus perspectivas a largo plazo dependen de los cambios políticos y la innovación tecnológica.






























