Pluribus: La nueva serie de Vince Gilligan pregunta: ¿Y si la felicidad no fuera universal?

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Vince Gilligan, la fuerza creativa detrás de las series de televisión Breaking Bad y Better Call Saul, regresa con Pluribus, una serie de ciencia ficción para Apple TV que subvierte las expectativas del género. El programa no trata sobre explosiones o invasiones alienígenas; es una exploración impulsada por los personajes del control social, la felicidad y las inquietantes implicaciones de la utopía forzada.

La premisa es engañosamente simple. Carol (interpretada con feroz intensidad por Rhea Seehorn, alumna de Better Call Saul ) es una exitosa autora de ficción pulp. Su cómoda vida se hace añicos cuando una misteriosa señal de radio recorre el planeta y altera el estado mental de casi todos. Los afectados experimentan una satisfacción dichosa y unificada, mientras que Carol no se ve afectada y se convierte en una extraña renuente en un mundo que ahora la considera una anomalía.

La señal, detectada por primera vez 439 días antes del estreno del programa, transmite un patrón de base cuatro que se repite cada 78 segundos desde 600 años luz de distancia. Su origen exacto sigue siendo desconocido, pero su efecto es innegable: quienes son afectados por él abandonan los agravios individuales y abrazan la armonía colectiva. El programa no se apresura a explicar la ciencia; en cambio, se centra en la reacción de Carol al ser una de las pocas que no se ve afectada, convirtiéndola en el punto focal involuntario de una sociedad decidida a “arreglarla”.

Pluribus sobresale por su ritmo deliberado. No es un programa que dé respuestas con cuchara o que se base en giros predecibles. En cambio, genera tensión a través de las interacciones de los personajes y la creciente conciencia de Carol de su aislamiento. El programa plantea preguntas inquietantes: ¿se puede imponer la verdadera felicidad? ¿Qué sucede cuando la voluntad individual choca con la satisfacción colectiva?

La serie no rehuye las implicaciones más oscuras de su premisa. Carol es monitoreada, estudiada y perseguida implacablemente por quienes creen que su infelicidad es un defecto que debe corregirse. El programa establece paralelismos con thrillers psicológicos como Misery de Stephen King, pero a escala planetaria.

Pluribus no es un típico espectáculo de ciencia ficción. Es un proceso lento, impulsado por el personaje más que por los efectos especiales. Su ambigüedad deliberada y su negativa a ofrecer respuestas fáciles pueden frustrar a algunos espectadores, pero su voluntad de explorar ideas incómodas la convierte en una película destacada en el género.

Con una segunda temporada ya confirmada, Pluribus tiene el potencial de ofrecer una narrativa verdaderamente inolvidable. Si el trabajo anterior de Gilligan sirve de indicación, es probable que el programa llegue a un clímax devastador y estimulante.

En última instancia, Pluribus no se trata sólo de una señal misteriosa; se trata del precio de la felicidad y de los peligros de sacrificar la individualidad en aras de la satisfacción colectiva