Mapa monumental: el monumento maya más antiguo revela la comprensión cósmica temprana

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Un trabajo de campo reciente ha revelado un descubrimiento notable: un complejo monumental construido hace unos 3.000 años por los mayas fue diseñado meticulosamente como un mapa del cosmos, desafiando las nociones convencionales de las primeras sociedades mesoamericanas. Esta estructura, conocida como Aguada Fénix, proporciona evidencia convincente de una comprensión cósmica sofisticada y una organización social en una época mucho anterior a lo que se creía anteriormente.

Una estructura de proporciones cósmicas

Se ha descubierto que el sitio, inicialmente estimado en 1,4 kilómetros (0,9 millas) de largo, es significativamente más grande, presentado en forma de cruz con ejes que miden 9 y 7,5 kilómetros (5,6 y 4,7 millas). Estos ejes se extienden desde una meseta central artificial, que contiene dos pozos anidados en forma de cruz en su núcleo. Lo que es particularmente sorprendente es la falta de indicadores de jerarquía social (no hay residencias de élite ni representaciones esculpidas de gobernantes) en este complejo expansivo.

El descubrimiento inicial de Aguada Fénix, ubicada en el estado mexicano de Tabasco, cerca del Golfo de México, se produjo gracias a estudios LiDAR. Esta tecnología permitió a los investigadores “ver” a través del denso dosel de la jungla y revelar una estructura previamente oscurecida. El trabajo de campo posterior y otras operaciones LiDAR, dirigidas por Takeshi Inomata de la Universidad de Arizona, han demostrado que el monumento es aún más intrincado y extenso de lo que se pensaba inicialmente.

Reconstruyendo el orden cósmico

El diseño de Aguada Fénix no es simplemente una impresionante hazaña de ingeniería; es una representación de la comprensión que tenían los mayas del universo. Los ejes largos consisten en corredores excavados en el suelo y calzadas construidas sobre el suelo, potencialmente utilizadas para procesiones rituales hacia y desde el centro ceremonial.

Alrededor del eje occidental, cerca de la Laguna Naranjito, los constructores comenzaron a construir un sistema de canales, sugiriendo un énfasis ritual en el agua. Aunque quedaron sin terminar, estos canales ofrecen una idea de la ambición de los constructores y las limitaciones que enfrentaron para completar su visión.

El centro ceremonial de la meseta principal proporcionó los hallazgos más interesantes. En el centro de los pozos en forma de cruz, los arqueólogos desenterraron un alijo especial de depósitos de pigmento, meticulosamente colocados en orden direccional. El uso de pigmento azul azurita al norte, malaquita verde al este y ocre amarillo que contiene goethita al sur marca el ejemplo más antiguo conocido del simbolismo de color direccional mesoamericano, un motivo que reaparecería en cosmogramas mayas posteriores.

“Sabíamos que colores específicos están asociados con direcciones específicas, y eso es importante para todos los pueblos mesoamericanos”, dice Inomata. “Pero nunca tuvimos pigmento real colocado de esta manera. Este es el primer caso en el que encontramos esos pigmentos asociados con cada dirección específica”.

Dentro de estos mismos pozos, los investigadores también descubrieron ofrendas de conchas marinas, jade tallado y piedra verde, que representan cocodrilos, pájaros y una mujer dando a luz, todos dispuestos en la característica forma de cruz. Estos hallazgos refuerzan la alineación cosmológica del sitio, con conchas marinas que simbolizan el agua y se alinean con el diseño general de la estructura.

Suposiciones desafiantes sobre las sociedades primitivas

El descubrimiento de Aguada Fénix tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de las primeras sociedades mesoamericanas. La magnitud del monumento (se estima que requirió 10,8 millones de días-persona solo para construir la meseta principal, y 255.000 días-persona adicionales para los canales y la presa) demuestra una notable capacidad de esfuerzo colectivo. Esto plantea preguntas importantes sobre cómo podría emprenderse un proyecto de tan gran escala sin la fuerza coercitiva típicamente asociada con las jerarquías sociales estratificadas y el gobierno de los reyes.

“La gente tiene la idea de que ciertas cosas sucedieron en el pasado: que hubo reyes y los reyes construyeron las pirámides, por lo que en los tiempos modernos se necesita gente poderosa para lograr grandes cosas”, dice Inomata. “Pero una vez que ves los datos reales del pasado, no fue así. Por lo tanto, no necesitamos una desigualdad social realmente grande para lograr cosas importantes”.

Los investigadores sugieren que la construcción de un cosmograma (una representación visual del orden del Universo) probablemente motivó una participación generalizada, proporcionando un propósito y una lógica compartidos que no requirieron coerción. Este hallazgo proporciona pruebas sólidas de que las culturas igualitarias pueden efectivamente emprender proyectos de construcción monumentales, ofreciendo una perspectiva valiosa sobre la organización humana y demostrando que los logros a gran escala no requieren necesariamente jerarquías sociales rígidas. La construcción de Aguada Fénix amplía nuestra comprensión de las capacidades humanas tempranas y subraya la posibilidad de una acción colectiva basada en creencias compartidas y una visión común.