El 10 de noviembre nos trae una luna gibosa menguante, lo que significa que aproximadamente el 68% de su superficie está iluminada por el sol. No pasará mucho tiempo antes de que se reduzca aún más y finalmente desaparezca por completo durante la fase de luna nueva. ¡Pero eso no significa que esta noche no sea buena para observar las estrellas!
Desde su punto de vista en la Tierra, ya puede detectar algunas características lunares prominentes con solo sus ojos: la meseta de Aristarco, el Mare Imbrium (una gran llanura oscura) y el cráter Copérnico. Pero mejore su vista con binoculares o un telescopio y descubrirá aún más detalles. Busque el Mare Humorum, otra llanura oscura, el espectacular Cráter Gassendi y el distintivo Cráter Clavius. Los astutos observadores de estrellas podrían incluso vislumbrar el más pequeño Cráter Schiller, la sinuosa Rima Hyginus (una grieta lunar) e incluso el lugar de aterrizaje de la histórica misión Apolo 14.
La fase gibosa menguante marca un período de transición en el viaje de la Luna alrededor de la Tierra. Esta danza celestial dura aproximadamente 29,5 días, durante los cuales la luna pasa por distintas fases. Estos cambios son puramente ópticos, causados por los ángulos cambiantes entre el Sol, la Tierra y la Luna vistos desde nuestro planeta. Aunque siempre vemos el mismo lado de la luna, la cantidad de luz solar que se refleja hacia nosotros crea este patrón fascinante conocido como ciclo lunar.
Tenga en cuenta que la próxima luna llena, una vista espectacular que ilumina toda la superficie lunar, está programada para el 4 de diciembre. Hasta entonces, disfrute de los intrincados detalles visibles durante esta fase gibosa menguante: es un recordatorio del increíble ballet celestial que se desarrolla sobre nosotros cada noche.


































