Tres astronautas chinos regresaron sanos y salvos a la Tierra el 14 de noviembre después de una misión de seis meses a bordo de la estación espacial Tiangong. Sin embargo, su regreso a casa fue todo menos rutinario. El comandante Chen Dong y sus compañeros de tripulación Chen Zhongrui y Wang Jie habían planeado originalmente partir en su nave espacial original, Shenzhou 20, pero ese lanzamiento se retrasó después de que sufrió daños por un presunto trozo de basura espacial.
El impacto dejó pequeñas grietas en la ventana de visualización de la cápsula de retorno, lo que la considera insegura para el reingreso según la Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA). Para garantizar la seguridad de la tripulación, abordaron la recién llegada nave espacial Shenzhou 21, pensada como su reemplazo, y partieron de Tiangong el 13 de noviembre. Esto significó dejar a Shenzhou 20, junto con sus valiosos experimentos, en órbita.
La inusual situación pone de relieve una preocupación creciente en los vuelos espaciales: los desechos espaciales. Este no es un incidente aislado; El riesgo de colisiones entre naves espaciales operativas y satélites o fragmentos fuera de servicio representa una amenaza importante para futuras misiones.
A pesar del problema inesperado, la misión Shenzhou 20 todavía se consideraba un éxito. Los astronautas, que despegaron el 24 de abril, realizaron investigaciones científicas, realizaron caminatas espaciales para instalar equipos y participaron en actividades de divulgación educativa mientras orbitaban la Tierra. Esto marcó el tercer vuelo espacial de Chen Dong, mientras Zhongrui y Jie realizaban sus primeros viajes más allá de la Tierra.
Por ahora, Shenzhou 20 permanece atracado en Tiangong, actuando como un laboratorio flotante hasta que se determinen los planes futuros para su recuperación. Mientras tanto, la tripulación recién llegada del Shenzhou 21 continuará el trabajo del equipo saliente. Eventualmente regresarán a la Tierra en una nave espacial aún más nueva, Shenzhou 22, cuyo lanzamiento se espera más tarde, lo que demuestra aún más la ambición y las capacidades de China en la exploración espacial.
El incidente plantea dudas sobre cómo los países pueden mitigar eficazmente los riesgos que plantea el aumento de los desechos espaciales mientras continúan ampliando la presencia humana en órbita. Encontrar soluciones a este creciente problema será crucial para garantizar un acceso seguro y sostenible al espacio para las generaciones venideras.

































