Una nueva investigación sugiere que es posible que el agua haya fluido bajo la superficie marciana durante mucho más tiempo de lo que se pensaba, ampliando potencialmente la ventana de oportunidad para la vida en el Planeta Rojo. Este hallazgo depende de los recientes descubrimientos realizados por el rover Curiosity de la NASA dentro del cráter Gale, una región ampliamente explorada por el explorador robótico.
El estudio, publicado en el Journal of Geophysical Research—Planets, se centra en antiguas dunas de arena que existen dentro del cráter Gale y se han transformado en roca a lo largo de miles de millones de años. El equipo de la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi, dirigido por la investigadora principal Dimitra Atri, combinó los datos recopilados por Curiosity con su experiencia en formaciones desérticas en la Tierra.
Las dunas antiguas cuentan una historia del flujo de agua subterránea
Las observaciones de Curiosity revelaron signos reveladores: minerales como el yeso se formaron dentro de estas dunas endurecidas. El yeso a menudo se asocia con agua subterránea que se filtra a través de rocas porosas y mineraliza la arena circundante. Este proceso refleja lo que los científicos han observado en paisajes igualmente áridos de la Tierra, particularmente desiertos donde el agua subterránea interactúa con los sedimentos superficiales.
Los investigadores proponen que en el antiguo Marte, el agua procedente de montañas cercanas se filtraba en estos sistemas de dunas a través de minúsculas grietas. Con el tiempo, este lento pero persistente flujo de agua habría transformado paulatinamente el paisaje arenoso en roca. Fundamentalmente, estos entornos ricos en minerales tienen el potencial de preservar moléculas orgánicas, los componentes básicos de la vida.
“Nuestros hallazgos indican que Marte no pasó abruptamente de un ambiente húmedo a uno seco”, explica Atri. “Incluso después de que sus cuerpos de agua prominentes desaparecieran, los flujos subterráneos persistieron, creando bolsas protegidas donde la vida microbiana puede haber prosperado”.
Implicaciones para la vida marciana y la exploración futura
Este descubrimiento amplía significativamente nuestra comprensión de la línea de tiempo de habitabilidad del Planeta Rojo. Si Marte mantuvo incluso sistemas de agua subterránea limitados mucho después de que desaparecieran las aguas superficiales, potencialmente extendió el período en el que las condiciones podrían haber sido favorables para el surgimiento de la vida. La presencia de rocas ricas en yeso dentro del cráter Gale resalta los entornos geológicos específicos que las futuras misiones deberían priorizar en su búsqueda de signos de vida marciana pasada. Estos sitios ofrecen una vía prometedora para descubrir pistas sobre si alguna vez surgió vida en Marte y qué formas pudo haber adoptado.
